Del feminismo...

“Te doy gracias mujer por el hecho mismo de ser mujer.
Con la “intuición” propia de tu feminidad enriqueces
la comprensión del mundo y contribuyes a la
plena verdad de las relaciones humanas”

Karol Wojtyla

Hace unos días entraba, de nueva cuenta, en una interminable discusión acerca del “machismo” y del “feminismo” y mi posición al respecto; una de mis amigas se declara “machista 100%”, me llamo la atención su comentario, por que casi todas se definen como feministas, comenta que si ella trabaja es por que quiere, por que el hombre, dentro del matrimonio, es quien debe proveer el alimento y vestido a la familia; pero que ella, como mujer, tiene obligación de administrar los recursos, educar a los hijos y ver por el buen desempeño del hogar. Las personas que no la conozcan podrían decir que vive oprimida, nada mas lejano a la realidad, es una chava preparada, trabajadora, capaz y emprendedora, con un marido que la apoya en todo lo que se proponga; pero su mentalidad es esa, sus deberes los tiene muy definidos, así fue educada y esta perfecto, su marido es una finísima persona, que la apoya en todo lo que necesita. Son un joven matrimonio que vive en Cristo.
Dejo a todo el mundo cayado cuando explico sus razones, me reí, por que las sabía con anterioridad. Esto me dejo pensando en que, aunque se autodefina como machista, no lo es, simplemente adopta con sabiduría su papel de mujer.
Las mujeres estamos hoy enfrentando un mundo diferente, un mundo en el cual las oportunidades, la igualdad, los derechos, se han ido obteniendo gracias a una concientización cultural e ideológica que ha sido encabezada por muchas mujeres, y también por varios hombres.
No se trata de la batalla que libran inútilmente cada día muchas de mis congéneres, no se trata de querer ser más que los hombres, más capaces que los hombres, más preparadas que los hombres, con mejores puestos que los hombres, no se trata de querer ganar más que los hombres… en fin, no se trata de que nuestro parámetro sean los hombres, ni de vivir compitiendo, y peor aun, que ellos ni se enteren, cosa que me causa mucha gracia.
Pero esta guerra no comienza sola, creo que los problemas sociales comenzaron cuando la mujer se contagio del virus “ser más”, evidentemente durante el transcurso de la historia, y más específicamente durante el siglo pasado, se oficializaron derechos de los cuales las mujeres no gozábamos, o no al menos de manera global; el voto, el estudio, el trabajo, son actividades en las que nos hemos visto enroladas de manera reciente; y aunque para mi generación y las posteriores, son cosas “de siempre”, no lo son, mi mamá lo vive, pero en su juventud fue cuando estaba en apogeo la revolución femenina, mi abuela ¡ni pensarlo!, así que ahora podemos disfrutar de grades beneficios que antes eran considerados tabúes, hoy las mujeres luchamos por lo que queremos lograr, estudiamos, trabajamos, participamos social y económicamente en muchos aspectos de la vida, y por ende somos responsables del desarrollo de nuestro país.
Pero el desarrollo no solo es medible en ingreso per capita, ni en nivel educativo; el desarrollo de una sociedad se refleja en la calidad de su gente, y es ahí donde las mujeres tenemos una responsabilidad que, por alcanzar un mejor nivel económico o social, hemos venido dejando a un lado, los hijos no se educan solos, ni los educadores pueden inculcar en ellos los valores, que solo en el hogar se aprenden; es perfectamente comprensible que, dada la crisis que vivimos, apoyemos económicamente en nuestros hogares, pero es imprescindible que el tiempo que se viva con ellos sea de calidad, y sobre todo, que se predique con el ejemplo.
El abuso de cualquiera de estos conceptos es malo, no podemos llevar a los extremos el “machismo” ni el “feminismo”; tan malo es abusar de la fuerza natural del varón, como malo es que una familia que no cumpla su misión socializadora, encomendada desde siempre a la mujer, ya que este es el gran paso para obtener una generación sin raíces, susceptible de ser educada en una “cultura artificial" del liberalismo femenino.